miércoles, 16 de enero de 2013

Un Canto para Bolívar - Pablo Neruda

PADRE nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire
de toda nuestra extensa latitud silenciosa,
todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:
tu apellido la caña levanta a la dulzura,
el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar,
el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar,
la patata, el salitre, las sombras especiales,
las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,
todo lo nuestro viene de tu vida apagada,
tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,
tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.

Tu pequeño cadáver de capitán valiente
ha extendido en lo inmenso su metálica forma,
de pronto salen dedos tuyos entre la nieve
y el austral pescador saca a la luz de pronto
tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes.

De qué color la rosa que junto a tu alma alcemos?
Roja será la rosa que recuerde tu paso.
Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?
Rojas serán las manos que en tu ceniza nacen.
Y cómo es la semilla de tu corazón muerto?
Es roja la semilla de tu corazón vivo.

Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.
Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella,
y otra más, hasta el fondo del continente oscuro.
Y otra mano que tú no conociste entonces
viene también, Bolívar, a estrechar a la tuya:
de Teruel, de Madrid, del Jarama, del Ebro,
de la cárcel, del aire, de los muertos de España
llega esta mano roja que es hija de la tuya.

Capitán, combatiente, donde una boca
grita libertad, donde un oído escucha,
donde un soldado rojo rompe una frente parda,
donde un laurel de libres brota, donde una nueva
bandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora,
Bolívar, capitán, se divisa tu rostro.
Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo.
Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado.
Los malvados atacan tu semilla de nuevo,
clavado en otra cruz está el hijo del hombre.

Pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra,
el laurel y la luz de tu ejército rojo
a través de la noche de América con tu mirada mira.
Tus ojos que vigilan más allá de los mares,
más allá de los pueblos oprimidos y heridos,
más allá de las negras ciudades incendiadas,
tu voz nace de nuevo, tu mano otra vez nace:
tu ejército defiende las banderas sagradas:
la Libertad sacude las campanas sangrientas,
y un sonido terrible de dolores precede
la aurora enrojecida por la sangre del hombre.
Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos.
La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron,
de nuestra joven sangre venida de tu sangre
saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.

Yo conocí a Bolívar una mañana larga,
en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,
Padre, le dije, eres o no eres o quién eres?
Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:
"Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo"
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domingo, 6 de enero de 2013

Transición - Un Grano de Maíz (06/01/2013)

El período de transición al Socialismo es motivo de gran discusión en el campo revolucionario. Muchas son las teorías que allí pugnan, que lo interpretan, lo analizan. De ese campo de batalla surgirán las ideas que guiarán el camino de los procesos de cambio.
El período de transición al Socialismo surge de la realidad, de la toma del poder por movimientos revolucionarios en países de poco desarrollo de las fuerzas productivas, poco desarrollo económico. La teoría no había previsto esta circunstancia, fue elaborada pensando una situación en la que las fuerzas productivas chocaban con las relaciones de producción que las constreñían.
En esa situación, surgió la pregunta ¿Qué hacer?
Algunos movimientos revolucionarios que tomaron el poder, esclavizados a una interpretación dogmática de los clásicos, entregaron el poder a la burguesía esperando que ellas crearan las "condiciones" para la Revolución, así desperdiciaron las raras oportunidades revolucionarias.
Ese fue el caso del 23 de Enero de 1958 en Venezuela: después de derrocada la dictadura, los revolucionarios entregaron el poder a la burguesía y a sus representantes, sumiendo al país en casi medio siglo de oscuridad.
En la Rusia de 1917, Lenin guió la toma del poder y desde allí la construcción del Socialismo. Formuló la teoría del eslabón más débil, y así dio respuesta a la pregunta: qué hacer cuando los revolucionarios toman el poder en países de poco desarrollo.
Fidel y los guerrilleros toman el poder en Cuba en 1959 y reafirmaron que "el deber de los Revolucionarios es hacer la Revolución", y emprenden el camino difícil pero hermoso de tomar el cielo por asalto, de devolver al humano su condición de humano.
Aquí en la Revolución Bolivariana, la discusión sobre el tema es intensa, pero no es explícita, se discute con sordina, pero se actúa con presteza.
Es así, los partidarios de la etapa de transición, dirigida, hegemonizada por el capitalismo, difunden poco su teoría, se limitan a exponer la necesidad de una convivencia entre un capitalismo que estimulan, que crean, y un Socialismo que no dejan prosperar, al contrario, lo combaten bajo cuerda.
Sus ideas restauradoras las enmascaran en una suerte de Socialismo Productivo que lleva explícito, que sugiere, que debe ser dirigido por el capitalismo. Las medidas que proponen llevan ese signo.
Por otra parte, los partidarios de una etapa de transición que debe ser construcción de realidad y espiritualidad socialista, entienden que el Socialismo no surge espontáneamente, se debe y se puede construir en el alma y en lo concreto, en la realidad, y que esa debe ser la prioridad del Gobierno Bolivariano, hacia allá deben ir dirigidas las acciones, las medidas, el mensaje.
La Revolución Bolivariana ha avanzado en la espiritualidad, la conexión amorosa entre el Comandante y el pueblo es un pilar fortísimo de la Revolución. Las jornadas de Abril y Diciembre lo demostraron. Ahora es necesario dotar al Socialismo de base material, esa es la tarea. Al contrario, dotar al capitalismo de base material es un crimen de lesa Revolución.
¡Con Chávez y el Socialismo!
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miércoles, 2 de enero de 2013

Un amor irreversible - Adal Hernández

Los revolucionarios 
de fuego y ternura 
nos asumimos chavistas 
de acción y espíritu.
 
Nunca tuvimos 
pudor alguno en hacerlo, 
ni nos preguntamos 
por la exactitud del término, 
si era ideológicamente correcto, 
si era políticamente preciso.
 
Entendimos y sentimos 
desde hace tiempo, 
que Chávez representa 
la esperanza bolivariana 
de una Venezuela socialista, 
de un mundo mejor 
distinto al capitalismo. 
 
Sí, Chávez es un hombre, 
vísceras, sangre, pensamiento. 
 
Un hombre 
que ha interpretado 
el sentimiento popular, 
porque por primera vez 
en nuestra patria, 
alguien que dirige 
las riendas del país 
viene del pueblo.
 
Arañero, barinense, soldado, 
pelotero, cantante, poeta.
 
Un hombre 
que nace del vientre 
de una Venezuela 
maltratada, malquerida, 
saqueada, humillada.
 
De sus arrecheras colectivas, 
de sus sueños calcinados, 
de sus bailes populares, 
de sus luchas constantes, 
de sus gritos de guerra, 
de sus combates por la vida.
 
Un hombre 
que nace de las entrañas 
de esta América ultrajada 
por el imperialismo, 
de las dictaduras, 
de los desaparecidos, 
de los torturados, 
de los lanzados al mar, 
de las guerrillas.
 
Un hombre 
que abrazó a Palestina 
sola y abandonada 
por el mundo, 
cuando el sionismo israelí 
dejaba caer 
pedazos de infierno 
sobre sus hijos.
 
Un hombre 
que mandó al carajo 
a los yanquis de mierda 
porque entendió
junto a su pueblo 
que no se podía seguir siendo 
el patio trasero del imperio. 
 
Un hombre 
que advirtió el vuelo asesino 
de los aviones de la OTAN 
sobre la Gran Yamahiriya Árabe Libia 
y las mentiras constantes 
de los medios de comunicación 
al servicio del miedo.
 
Un hombre 
que se paró en el seno 
de las naciones unidas 
y denunció la presencia del diablo.
 
"Aquí huele a azufre todavía". 
 
Un hombre 
que ha apostado todo 
a la unidad latinoamericana, 
porque siempre entendió 
que sólo unidos, 
seremos libres.
 
Un hombre, 
vísceras, sangre, pensamiento.
 
Que con el pueblo
se quema las manos 
haciendo la revolución, 
por encima de la izquierda 
acomodada que desde 
sus bibliotecas y sus bares 
escriben manuales y señalan 
errores de libritos.
 
Un hombre 
semilla de más 
de 500 años 
de colonización 
y resistencia.
 
Del juramento en Monte Sacro, 
del  "Tierra y hombres libres",
del "Inventamos o erramos", 
del "Vuelvan caras",
de la amable locura de Manuela,
de la cabalgata libertaria 
que cruzó los Andes, 
de la Batalla de Carabobo, 
de la independencia que continúa.
 
Chávez es un hombre, 
vísceras, sangre, pensamiento.
 
Un pueblo que no se rinde, 
una esperanza que late, 
una revolución indetenible 
como el viento del llano, 
un amor irreversible.