jueves, 26 de marzo de 2015

¿Por qué firmar? – Juan Diego Ramírez






Hace dos semanas que Barack Obama decretó a su país en ‘Emergencia Nacional’ y declaró a Venezuela como ‘una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a la política exterior de los Estados Unidos’. Esta desproporcionada medida se recoge en un Decreto Presidencial conocido como ‘Orden Ejecutiva’, el cual proporciona un basamento legal para poder dirigir los recursos que el Ejecutivo de EEUU considere necesarios (presupuesto, hombres, armamento, logística, operaciones especiales, etcétera) para enfrentar la ‘amenaza’ entonces declarada, además de iniciar una dinámica de bloqueo mediante su potestad para sancionar a personas o entidades que a su juicio brinden colaboración al Gobierno o pueblo venezolano.

Se coloca como victimario de la seguridad nacional de la mayor potencia militar del planeta al Pueblo venezolano y a su Gobierno, acusándolo además de continuada violación de los Derechos Humanos, persecución de la oposición política y corrupción generalizada, y se emite una primera avanzada de funcionarios sancionados, seis militares y una civil.

El derrocamiento del Gobierno Legítimo del Presidente Nicolás Maduro es sólo uno de los objetivos tácticos que se han trazado dentro de su estrategia, pero no es el objetivo final de la constante agresión a Venezuela. Ciertamente el Gobierno Bolivariano, representado por los Poderes Públicos en todos sus niveles es el ‘muro de contención’ contra el modelo neoliberal, la penetración del FMI y el BM en la toma de decisiones sobre nuestra economía, el manejo de nuestras reservas financieras y la estructuración de cómo se distribuye los recursos dentro de nuestro presupuesto. Sin embargo, el verdadero trasfondo de su estrategia que data desde la toma de posesión del Comandante Hugo Chávez en el Gobierno es apoderarse nuevamente de las reservas energéticas y de la industria Petrolera venezolana.

Y no es poca cosa en términos cuantitativos. En el mundo entero se contabilizan reservas totales de petróleo por el orden de 1.500 millardos de Barriles, la quinta parte de los cuales (300 millardos de Barriles) se encuentran depositados en Venezuela delimitados en una porción de la nación cuya superficie representa tan sólo el 6% de nuestro territorio nacional y que conforman la mayor Reserva Energética existente en el planeta tierra. Por Decreto Presidencial esta reserva recibe el nombre de Comandante Hugo Chávez Frías. Como si este hecho no fuera suficiente, este reservorio se ubica a escasos 3.000 km por vía marítima del consumidor más voraz de recursos en la historia (léase los Estados Unidos de América) que con 4,4% de la población mundial concentra el 24,2% del consumo de todo el petróleo del planeta.

Es evidente que el Comandante Chávez resistió y salió airoso de todas las conspiraciones de las que fue objeto, definitivamente un gigante invicto. Solo que la vida no le alcanzó para seguir la lucha, falta por demostrar si efectivamente la agresiva enfermedad que acabó con su existencia fue ‘espontánea’ o por el contrario inoculada de algún modo. Luego de su siembra, sólo dos años bastaron para guardar el hipócrita recato de quienes hoy se han lanzado de manera abierta, descarada, desmedida y mercenaria a arrancar de las manos del pueblo el poder que nuestra Carta Magna nos ha devuelto, principalmente a abrogarse desde el Pentágono o la Casa Blanca la decisión sobre quien es apto o no para presidir el Gobierno y el Estado venezolano, es decir, como potencia supranacional que conculca la soberanía que los Artículos 1° y 5° de la Constitución Nacional le reconoce única, exclusiva e irrenunciablemente al pueblo venezolano.

Al son del Pentágono danzan en una suerte de certamen los que se muestran como mejores agentes de los EEUU, los más radicales pues. López, Ledezma y Machado por un lado, que acusan de blanditos a Aveledo, Capriles y Falcón. Todos de la misma costura, madeinusa. Todos sumamente apenados con Obama por la altanería y falta de sumisión de Maduro y los voceros del Gobierno.

El momento histórico clama por definiciones entre los que están con la Patria y los que están contra ella, los que están del lado de la paz o del lado de la guerra, los aliados y los enemigos.

No hay lugar para la abstención.

Se apoya la Patria o se está en contra.

Yo firmo por la Patria.

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